Las Socho es mi primer libro. Una antología donde reuní, de entre mis primeros textos, los que imaginé más aceptables.
Estos cuentos forman parte de lo que considero mi primer etapa de escritura. Marcan -por así decirlo- el final del comienzo, el primer cuento, en particular.
Y a él me quiero referir: había comenzado en los talleres literarios dos años antes de escribir "Casa Villarino Bar" y en un viaje de trabajo (mi profesión no tiene nada que ver con la literatura) me encontré en el centro de Río de Janeiro. Tenía marcada una reunión en mi hotel, pero era un lugar tan decadente que decidimos buscra algún bar cercano. Enfilamos por la Av. Rio Branco y así fue que me topé con el cartelito de acrílico de Casa Villarino Bar.
Para cuando llegaron los cafés, yo sabía que esa reunión nunca tendría un resultado práctico. Estábamos reunido por retrubuir mi visita. Liquidé el asunto lo más rápido que mi urbanismo me permitió, volví al hotel, me cambié, tomé mi cuaderno y mi pluma y volví a Casa Villarino Bar.
Algo pasó en ese lugar, no estoy seguro de haberlo transmitido en el cuento (aunque de eso justamente se trata), pero cuando llevé el texto al taller, al escuchármelo leer, supe que estaba parado en el primer escalón de la infinita escalera literaria.
Después, con mayor o menor esfuerzo, llegaron los otros, en el mismo orden en que figuran en la antología.
Pero Casa Villarino fue el comienzo, y en su honor, las contadas veces que me encuentro en Río, siempre hay una tarde para volver.
Después, con mayor o menor esfuerzo, llegaron los otros, en el mismo orden en que figuran en la antología.
Pero Casa Villarino fue el comienzo, y en su honor, las contadas veces que me encuentro en Río, siempre hay una tarde para volver.
Se los recomiendo, y no olvidar papel y pluma: Casa Villarino Bar, donde todo comenzó
Y si quieren volver silbando como mi protagonista: Aguas de março / Ellis Regina & Tom Jobin
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